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Nuestros consejos de gestión favoritos sobre el pensamiento estratégico

Por Editores de HBR
Gestionarse de sí mismo
Harvard Business Review

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Resumen. Nuestro boletín de noticias Consejos de gestión del día sigue siendo uno de los más populares de HBR. En este artículo, enumeramos seis de nuestros consejos favoritos sobre pensamiento estratégico, que abarcan temas de como hacer preguntas estratégicas más inteligentes y cuándo cambiar su estrategia (o no).
Todos los días de la semana, en nuestro boletín Consejos de gestión del día, HBR ofrece consejos para ayudarle a gestionar mejor a su equipo y a usted mismo. Aquí encontrará una selección de nuestros consejos de gestión favoritos sobre pensamiento estratégico.

Demuestra que eres un pensador estratégico
Cuando le dicen que debe ser más estratégico, es tentador ponerse a la defensiva. Pero es más productivo aceptar la retroalimentación con calma y demostrar su habilidad de manera proactiva. A continuación, le mostramos cómo hacer que esta parte integral de su liderazgo sea más visible para los demás.

Haga que la estrategia parezca real. Utilice la narración y los recursos visuales para transformar ideas abstractas en conceptos fáciles de recordar. Una narrativa o un modelo visual convincentes conectan las acciones individuales con objetivos más amplios, lo que ayuda a las partes interesadas a comprender el contexto y el propósito de su estrategia.

Utilice un marco reconocible. Las distintas partes interesadas interpretan la estrategia a su manera. Utilice un marco compartido (como los OKR o los KPI) para crear una alineación y dejar en claro cómo los esfuerzos de cada equipo contribuyen al panorama estratégico más amplio de la organización.

Cree oportunidades para “dar sentido a las cosas”. Ayude a las partes interesadas a relacionar su estrategia con sus propios objetivos. Facilite debates que vinculen su trabajo con el panorama general, fomentando preguntas como: “¿De qué manera esta iniciativa respalda nuestros objetivos a largo plazo?” 

Incorpore la reflexión a su rutina. Las exigencias de alta presión pueden dejar de lado la estrategia. Para mantenerla en primer plano, reflexione periódicamente sobre cómo el trabajo de hoy lo ayuda a adaptarse a los desafíos futuros. Las pequeñas reuniones periódicas garantizan que la estrategia siga siendo parte de su liderazgo diario.

Este consejo está adaptado de “ Cuando te dicen que no eres lo suficientemente estratégico ”, de Luis Velasquez. 
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Haga preguntas estratégicas más inteligentes
En un momento en que las organizaciones se enfrentan a una mayor urgencia e imprevisibilidad, la capacidad de hacer preguntas inteligentes se ha convertido en una habilidad clave para el liderazgo, especialmente a la hora de establecer una estrategia. A continuación, se presentan cinco tipos de preguntas que pueden impulsar la toma de decisiones estratégicas.

Investigativo: ¿Qué se sabe? Cuando se enfrentan a un problema o una oportunidad, los mejores tomadores de decisiones comienzan por aclarar su propósito, preguntándose qué quieren lograr y qué necesitan aprender para lograrlo.

Especulación: ¿Qué pasaría si...? Estas preguntas le ayudan a considerar la situación en cuestión de manera más amplia, reformulando el problema y explorando soluciones innovadoras.

Productividad: ¿y ahora qué? Evaluar la disponibilidad de talento, capacidades, tiempo y otros recursos en última instancia le ayudará a determinar un curso de acción. 

Interpretación: ¿Y entonces qué? Esta respuesta natural puede impulsarlo a redefinir continuamente el tema central, a ir más allá de la superficie y extraer las implicaciones de una observación o idea.

Subjetivo: ¿Qué no se ha dicho? Esta última pregunta aborda las reservas personales, las frustraciones, las tensiones y las intenciones ocultas que pueden desviar la toma de decisiones.

Este consejo está adaptado de “ El arte de hacer preguntas más inteligentes ”, de Arnaud Chevallier et al.
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Desarrolle su músculo del pensamiento estratégico
¿Qué significa ser un pensador estratégico y cómo se puede desarrollar la capacidad de pensar estratégicamente? Se trata de tres competencias clave: perspicacia (cómo se piensa), asignación (cómo se planifica) y acción (qué se hace). A continuación, se explica cómo desarrollar cada una de ellas.

Perspicacia. Comience por evaluar el contexto actual de su organización, tanto desde una perspectiva interna (cultura, propósito, procesos, etc.) como externa (tendencias del mercado, comportamiento del cliente, panorama competitivo, etc.). Luego, siéntase cómodo compartiendo sus valiosos conocimientos con su equipo y las partes interesadas clave. Por último, busque enfoques novedosos para los problemas y las oportunidades que identifique.

Asignación. Una mentalidad estratégica implica la capacidad de enfocar y reorientar constantemente sus recursos, el coraje para hacer concesiones y tomar decisiones difíciles, y la voluntad de garantizar que el uso de sus recursos siempre esté alineado con sus objetivos y lo impulse hacia adelante.

Acción. Preparar una estrategia es solo el primer paso; la forma en que la implementes determinará tu éxito. La implementación depende de la colaboración y la ejecución. Por lo tanto, concéntrate en perfeccionar tus habilidades de comunicación para transmitir tus mensajes de manera eficaz (escuchando los comentarios cuando surjan) y mantén a tu equipo en el buen camino midiendo su desempeño a lo largo del camino.
Este consejo está adaptado de “Cómo convertirse en un mejor pensador estratégico”, de Rich Horwath.
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Simplifique su estrategia
Muchas organizaciones confunden los planes operativos con la estrategia. Crear una estrategia es un ejercicio de alto nivel y con visión de futuro que consiste en identificar cómo satisfacer las necesidades de las partes interesadas. Una vez que haya hecho eso, podrá determinar los pasos específicos que debe seguir para lograrlo. A continuación, le indicamos cómo crear una estrategia que evite esfuerzos fragmentados y oportunidades perdidas. 

Separa la estrategia de la acción. La estrategia consiste en posicionar tu negocio en el mercado; no es una lista de tareas que debe ejecutar cada función. Si confundes la estrategia con la acción, tú y tu equipo perderán de vista la dirección general. En cambio, mantén la estrategia centrada en el posicionamiento general y deja que las decisiones y los resultados específicos se tomen a partir de ahí.

Reformule su lenguaje. Las palabras que utiliza moldean su forma de pensar. Reemplace términos como “estrategia de marketing” por “estrategia del cliente” y “estrategia de RR.HH.” por “estrategia del empleado” para centrarse en sus partes interesadas. Cambios sutiles como este ayudan a garantizar que su estrategia se mantenga alineada con las necesidades de las personas a las que presta servicios, no solo con las funciones y los procesos internos.

Este consejo es una adaptación de “ Keep Strategy Simple ”, de Graham Kenny.
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¿Está pensando en cambiar su estrategia? No se apresure.
Como gerente, es fundamental mantener a su equipo ágil y adaptable, pero puede resultar difícil saber si cambiar de estrategia es la decisión correcta o un gran paso en falso. A continuación, se presentan algunas preguntas clave que debe plantearse antes de realizar un gran cambio en la estrategia de su equipo.

¿La mala ejecución es el verdadero problema? Evalúe sus suposiciones y su desempeño. Un gran plan puede fracasar si no se implementa adecuadamente, por lo que debe asegurarse de que su equipo tenga las habilidades y el compromiso adecuados. A veces, mejorar la ejecución de la estrategia que ya tiene puede eliminar la necesidad de un cambio. 

¿Está reaccionando a las presiones externas? Las partes interesadas pueden ser impacientes y su ansiedad puede provocar cambios innecesarios y contraproducentes. Evalúe críticamente sus inquietudes preguntándose: ¿Son válidas o erróneas las cuestiones que plantean? Resista la tentación de hacer cambios para apaciguar a las partes interesadas si su estrategia está bien fundamentada y avanza bien. Y formule un argumento persuasivo para ayudarles a entender por qué su inquietud es prematura.

¿Una nueva oportunidad te distrae? Siempre surgen nuevas ideas y tecnologías, y puede resultar tentador aprovecharlas. Pero cuando se presente una oportunidad atractiva, piensa detenidamente si realmente te ayudará a alcanzar tus objetivos de manera más eficiente. Tal vez no valga la pena correr el riesgo de desviar la atención y los recursos todavía.

Este consejo es una adaptación de “ ¿Es hora de cambiar su estrategia? ” de Ron Ashkenas.
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Adopte un enfoque más estratégico en el trabajo… todos los días
Ser estratégico es una habilidad esencial para el liderazgo, pero las estrategias son notoriamente difíciles de diseñar y aplicar. ¿Cuál es la clave para superar los obstáculos organizacionales y personales que se interponen en el camino? Tomar pequeñas decisiones sobre dónde enfocarse y qué hacer a lo largo del día. Puede parecer intrascendente, pero su impacto se acumula. Pruebe estas seis estrategias para incorporar el pensamiento estratégico a su trabajo diario.

Identifique las acciones clave. Asigne tiempo cada día a las actividades que contribuyan significativamente a su estrategia general. Priorice las tareas de alto impacto y delegue o elimine las menos críticas.

Aborde los problemas más importantes. Aborde primero los desafíos más grandes. Reformule los problemas como oportunidades para crecer y considere cómo resolverlos se alinea con sus objetivos estratégicos.

Explora las opciones. En cada interacción con tus colegas, piensa en las diferentes formas en las que podrías avanzar hacia tus objetivos. Considera tu función, lo que te distingue de los demás y el impacto que deseas generar, y busca oportunidades de aprendizaje en el momento.

Domine las habilidades necesarias. Siga invirtiendo en su crecimiento y desarrollo. Aprenda de los esfuerzos pasados, busque el consejo de compañeros de confianza y busque inspiración en compañeros de alto rendimiento.

Cree una alineación. Esfuércese por alinear sus decisiones estratégicas con las necesidades de todas las partes interesadas, incluido usted mismo. Reformule las situaciones para encontrar formas innovadoras que beneficien tanto a usted como a los objetivos de su organización. 

Reúna recursos. Asegúrese de contar con los recursos físicos, mentales y relacionales que necesita para hacer su mejor trabajo. Priorice la salud, las relaciones de apoyo y un entorno de trabajo productivo.

Este consejo es una adaptación de “ 6 maneras de incorporar estrategia a tu trabajo todos los días ”, de David Lancefield.

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Editores de HBR Esta historia es del personal de Harvard Business Review.


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