Cómo pedir ayuda sin quedar mal
Cuando solicitas apoyo con confianza, es más probable que tus colegas te vean como una persona segura de sí misma, pragmática y capaz.
Por Melody Wilding
Habilidades interpersonales
Harvard Business Review
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Resumen. En un mundo laboral que valora la propiedad y la iniciativa personal, muchos suponen que pedir orientación o pedir aclaraciones los hará parecer incapaces o, peor aún, les demostrará a los demás (y a ellos mismos) que no tienen idea de lo que están haciendo. Pedir ayuda sin parecer débil requiere un delicado equilibrio entre vulnerabilidad y fortaleza. En este artículo, el autor ofrece consejos sobre cómo pedir ayuda desde una posición de fortaleza y cómo obtener lo que necesita sin quedar mal.
Imagina que te acaban de asignar un nuevo proyecto en el trabajo. Se trata principalmente de un proyecto relacionado con tu especialidad, pero que implica nuevas habilidades que nunca antes habías utilizado. Empiezas investigando un poco con la esperanza de armar un plan, pero pronto te sientes estancado y abrumado. Tu mente se llena de preocupaciones sobre cómo cumplirás con la fecha límite.
Si te encontraras en este momento, ¿qué harías a continuación? Si eres como muchas personas a las que he entrenado, probablemente bajarías la cabeza y tratarías de seguir adelante, diciéndote a ti mismo: "Debería ser capaz de manejar esto por mi cuenta".
Desde fuera, parece obvio que pedir ayuda es una mejor solución que pasar horas luchando solo y causándote una ansiedad innecesaria. Si bien es fácil decir “¡Solo pide ayuda!”, eso no tiene en cuenta el tira y afloja interno que a menudo se produce ante la mera idea de pedir ayuda. No importa lo lejos que hayas llegado en tu carrera, es común tener miedo de que hablar con tu jefe, tus colegas o tu equipo te haga parecer incapaz o molesto.
En un mundo laboral que valora la propiedad y la iniciativa personal, lo cierto es que es necesario encontrar un delicado equilibrio entre humildad y fortaleza. Te guste o no, la forma en que pides ayuda puede moldear la percepción que los demás tienen de ti. Si pareces demasiado dependiente de los demás o carente de capacidad, tus compañeros de trabajo podrían dudar de tu competencia y fiabilidad, incluso si sus suposiciones son injustas.
Por otro lado, cuando te acercas a los demás con confianza, es más probable que te vean como una persona segura de ti misma, pragmática y que sabe cómo afrontar desafíos complejos con gracia. De hecho, siempre que hagas una solicitud bien pensada, las investigaciones sugieren que la gente pensará que eres más competente (no menos) porque demuestras ser consciente de tus propias limitaciones y que valoras la experiencia de los demás.
Aquí te mostramos cómo pedir ayuda desde una posición de fortaleza y obtener lo que necesitas sin quedar mal.
Empieza fuerte.
La forma en que inicies la conversación marcará el tono de todo lo que sigue. Evita frases que socaven de inmediato tu pedido y sugieran que lo que sigue no es importante. Por ejemplo, evita frases como: “Lamento molestarte con esto, pero…”, “Lamento mucho quitarte el tiempo” o “Sé que probablemente estés demasiado ocupado para esto…”.
No se ande con rodeos ni ande de puntillas. Comience con un propósito:
- Me gustaría conocer su opinión sobre un desafío que estoy enfrentando en nuestras operaciones.
- Estoy trabajando en nuestro proceso de incorporación de clientes y me gustaría intercambiar algunas ideas con usted.
- Estoy en una encrucijada con la cuenta Acme y me preguntaba si podríamos charlar sobre algunas posibles estrategias para avanzar.
Reconozca su experiencia sin resaltar sus deficiencias.
Es tentador humillarse para suavizar su pedido o parecer humilde. Puede decir: “Soy muy malo en esto, ¡esto es demasiado para mí!” o “Me siento tonto al preguntar, pero tú siempre sabes la respuesta”. Su intento de modestia, aunque bien intencionado, puede resultar contraproducente, socavando su credibilidad y haciendo que la otra persona se sienta incómoda.
Es posible destacar sus habilidades y cómo se alinean con sus necesidades, en lugar de centrarse en lo que le falta. Esto puede sonar así:
- Su experiencia en este área es exactamente lo que este proyecto necesita.
- Sé que ya has gestionado solicitudes como ésta anteriormente, por lo que me pareció que eras la persona perfecta a quien contactar.
- He notado que tienes un don especial para la parte técnica. ¿Te importa si te hago algunas preguntas?
- Sea preciso y conciso.
Cuando presentas una solicitud vaga o confusa, básicamente le estás pidiendo a tu jefe o colega que haga dos trabajos: primero, que averigüe cuál es tu problema real y luego que encuentre soluciones por sí mismo. Pero cuando vienes preparado con una solicitud clara y específica, gran parte de ese trabajo mental lo estás haciendo tú mismo.
Por ejemplo, en lugar de decir: “Tengo problemas con esta presentación. ¿Puedes ayudarme?”, intenta decir: “He preparado el contenido para la presentación de la junta, pero no estoy seguro del orden de las diapositivas cinco a diez. ¿Podrías echarle un vistazo y decirme cuál crees que es el orden más lógico?”. Esta claridad hace que sea mucho más fácil para la otra persona intervenir y ayudar.
Explica lo que ya has hecho.
Antes de ponerse en contacto con alguien, haga un poco de investigación. Busque recursos o documentación existentes. Busque en foros del sector. Dedique 20 minutos a pensar en ideas o enfoques, sin importar lo descabellados que puedan parecer.
Poder compartir los pasos que ya has dado o las posibles opciones ofrece a los demás un punto de partida claro y les permite ofrecer comentarios más significativos. Se pierde menos tiempo sugiriendo rutas que ya has explorado o descartado. También demuestra iniciativa. Demuestras que has hecho todo lo que estaba a tu alcance antes de pedir opiniones y que estás tratando de abordar el problema de manera metódica.
Esto es lo que esto podría parecer en la práctica:
- En cuanto al cronograma del proyecto, he diseñado tres posibles escenarios en función de nuestros recursos actuales. Cada uno tiene sus pros y sus contras. ¿Podemos hablar sobre cuál crees que es realista?
- Estoy trabajando para optimizar nuestra estrategia digital. He analizado lo que hacen nuestros competidores y tengo algunas ideas sobre cómo podemos mejorar. Antes de hacer cambios, me encantaría conocer tu perspectiva.
- He estado investigando nuestros problemas de abandono de clientes. He analizado nuestras encuestas y parece que hay un patrón, pero no estoy seguro de cómo abordarlo. ¿Hay alguna posibilidad de que nos reunamos mañana y analicemos el problema?
- Pide consejo.
También puede ser eficaz formular su pedido como un deseo de aprender o de buscar un mentor. Las investigaciones demuestran que es más probable que las personas le hagan otro favor si ya lo ayudaron una vez. ¿Por qué? Porque tendemos a justificar nuestras acciones suponiendo que debemos apreciar a la persona a la que ayudamos.
En lugar de decir “¿Puedes ayudarme con esto?”, intenta decir “Me gustaría entender cómo abordas este tipo de problema. ¿Podrías explicarme tu proceso de pensamiento?”. Esto demuestra que valoras su experiencia y que quieres aprender, no solo obtener una solución rápida.
Recuerda que a la mayoría de las personas les gusta sentirse informadas y útiles. Al pedirles consejos, les estás dando la oportunidad de sentirse bien consigo mismas. Además, pedir ayuda con confianza no solo cambia la forma en que los demás te ven, sino que también cambia la forma en que te ves a ti mismo. Comienzas a confiar más en tu propio criterio. Comienzas a ver los desafíos como rompecabezas que puedes resolver. Te sientes más capaz y en control, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
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Melody Wilding, LMSW, es coach ejecutiva y autora de Trust Yourself: Stop Overthinking and Channel Your Emotions for Success at Work (Confía en ti mismo: deja de pensar demasiado y canaliza tus emociones para tener éxito en el trabajo). Obtén una copia gratuita del Capítulo Uno aquí.
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