Doxa 1883

¿Está siendo manipulado emocionalmente en el trabajo?

Protégete con estas cinco estrategias.

Por Luis Velásquez
Gestionarse a sí mismo
Harvard Business Review

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Resumen. Las investigaciones han demostrado que la manipulación emocional (EM) puede afectar significativamente el bienestar y la productividad de las personas. Puede influir sistemáticamente en el control cognitivo, que es crucial para la toma de decisiones y la resolución de problemas eficaces, y también puede afectar las relaciones interpersonales y la salud mental general de los individuos, lo que afecta aún más su productividad y satisfacción en el lugar de trabajo. Si cree que está siendo manipulado emocionalmente en el trabajo, pruebe estas cinco estrategias para protegerse a sí mismo y a su lugar de trabajo.
Sarah, una ex clienta mía, era una profesional experimentada conocida por su dedicación y ética de trabajo duro. Su gerente compartió una historia personal de sus propias luchas con la carga de trabajo e insinuó que si Sarah asumiera trabajo adicional, demostraría verdadera lealtad y compromiso con el equipo y dejaría una impresión en el liderazgo. Sarah comenzó a sentir un mayor sentido de obligación, además de culpa y estrés. Se sintió manipulada en una situación en la que decir no parecía una traición y una falta de compromiso, a pesar de que la carga de trabajo adicional afectaba su bienestar e incluso sus propios resultados.

Mientras Sarah discutía el tema conmigo, surgió una conmovedora comprensión: una alta inteligencia emocional (IE) a veces puede ser un arma de doble filo, convirtiéndola en una líder compasiva y en un blanco vulnerable a la manipulación.

Como cualquier otro aspecto de la vida, el lugar de trabajo está plagado de interacciones emocionales. La IE, la capacidad de comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás, puede ser una fuerza para el bien, guiando conversaciones empáticas y comprensión. Sin embargo, los mismos atributos que hacen que la IE sea invaluable también pueden usarse como armas por razones de manipulación. Aquí discutiremos cómo identificar, prevenir y manejar la manipulación emocional en el trabajo.

Reconocer la manipulación emocional
Las personas con una IE alta pueden reconocer y explotar las vulnerabilidades e inseguridades de los demás. Si bien la mayoría podría emplear esta comprensión con fines de apoyo, los individuos manipuladores podrían convertirla en un arma, provocando sentimientos de culpa, miedo u obligación. Podrían proyectar empatía cuando se alinea con sus intereses, emitiendo un aura de comprensión y compasión y fingiendo así una sensación de seguridad psicológica, como hizo el gerente de Sarah.

Las investigaciones han demostrado que la manipulación emocional (EM) puede afectar significativamente el bienestar y la productividad de las personas. Puede influir sistemáticamente en el control cognitivo, que es crucial para la toma de decisiones y la resolución de problemas eficaces, y también puede afectar las relaciones interpersonales de los individuos y la salud mental general, impactando aún más su productividad y satisfacción en el lugar de trabajo. Estas son las formas más comunes de EM:

Manifestaciones emocionales estratégicas
Los manipuladores pueden usar sus manifestaciones emocionales para influir en las decisiones, afectar la dinámica del grupo o presentarse a sí mismos bajo una determinada luz. Esto podría variar desde mostrar indignación para obtener apoyo hasta mostrar tristeza indebida para evadir responsabilidad.

Por ejemplo, la Dra. L, médica, ya está al límite de sus compromisos laborales. El jefe de su hospital, consciente de la carga que supone para los médicos, pronuncia un sincero discurso sobre la importancia de la atención al paciente y la misión del hospital. El motivo subyacente del jefe es convencer a los médicos para que trabajen más horas, sacrificando su bienestar.


Sentimientos verdaderos disfrazados
Los manipuladores a menudo ocultan sus verdaderos sentimientos e intenciones, presentándose como dignos de confianza o alineándose con el sentimiento popular. Podrían compartir historias personales o vulnerabilidades para parecer identificables mientras las usan para ejercer control, o expresar preocupación o empatía, creando una fachada de comprensión pero usándola para explotar sus emociones.

Por ejemplo, James, un alto directivo, expresa constantemente su apoyo al equilibrio entre la vida laboral y personal en las reuniones de equipo, enfatizando su importancia para el bienestar general. Sin embargo, a puerta cerrada, presiona regularmente a su equipo para que trabaje hasta tarde, lo que indica que quienes no cumplan podrían enfrentar consecuencias durante las evaluaciones de desempeño.



Motivaciones sutiles
Un sello distintivo de los EM es guiar a las personas hacia decisiones que podrían no ser las mejores para sus intereses. En el trabajo, esto comúnmente se manifiesta de dos maneras. Su gerente podría asignarle una carga de trabajo abrumadora con plazos imposibles con el pretexto de empujarlo a sobresalir, pero en última instancia, preparándolo para el fracaso. O podrían proporcionar comentarios vagos o inconsistentes que lo mantengan en un estado de incertidumbre, lo que le dificultará evaluar su desempeño de manera efectiva.

Por ejemplo, Rachel, líder del equipo, le sugiere a Mark que asumir un proyecto específico sería excelente para su carrera. Lo que Mark no sabe es que el proyecto tiene un historial de problemas y se sabe que genera más problemas de los que vale la pena. La motivación de Rachel es deshacerse del proyecto problemático, pero lo plantea como una oportunidad para Mark.

Cómo contrarrestar la manipulación emocional
Si cree que está siendo manipulado emocionalmente en el trabajo, pruebe estas cinco estrategias para protegerse a sí mismo y a su lugar de trabajo.

Confia en tu instinto.
La intuición suele ser la primera línea de defensa. Con el tiempo, has perfeccionado tus instintos a través de experiencias y observaciones. Si algo no se siente bien o una interacción te deja con una sensación persistente de incomodidad, no descartes esos sentimientos. Es posible que tu subconsciente esté captando señales sutiles o inconsistencias que tu mente consciente aún no ha procesado.

En su libro Dar y Recibir, Adam Grant clasifica a los individuos como dadores, receptores o igualadores. Los receptores a menudo priorizan sus propios intereses y pueden ser fuentes de ME. Los donantes son más altruistas, mientras que los igualadores intentan equilibrar el dar y el recibir. Confiar en su instinto puede ayudarle a discernir estos tipos, especialmente a identificar cuándo un receptor podría estar empleando tácticas manipuladoras.

Por ejemplo, durante una reunión de equipo, un colega te elogia excesivamente. Posteriormente piden un favor que se aparta de las políticas de la empresa. Te piden que les compenses por los elogios que te dieron antes.

Pregúntese: ¿Por qué esta interacción me hace sentir incómodo? ¿Su comportamiento o solicitud parece inconsistente o desalineado con interacciones anteriores? ¿Es consistente con un dador, un receptor o un igualador?

En lugar de ceder inmediatamente a la solicitud, haga una pausa, gane algo de tiempo para procesar la información y decida qué hacer.

Busque perspectivas externas.
A veces, estar en el meollo de las cosas puede nublar nuestro juicio y oscurecer nuestra objetividad. En caso de duda, apóyese en colegas, mentores o amigos de confianza. Compartir sus experiencias y buscar comentarios puede brindarle una nueva perspectiva, ayudándolo a discernir las intenciones genuinas de las tácticas manipuladoras. 

Por ejemplo, un miembro del equipo acude con frecuencia a usted con solicitudes cargadas de emociones. Se acercan a usted un viernes tarde por segunda o quizás tercera vez. Hablan de su abrumadora carga de trabajo y te preguntan si podrías hacer parte del mismo durante el fin de semana, dando a entender que eres su última esperanza de alivio.    

Pregúntese: ¿estoy reaccionando a la intensidad emocional de la solicitud o tiene un mérito genuino? ¿Con qué frecuencia ocurre esto? ¿Cómo vería esta situación alguien sin ningún interés emocional?

Habla con un mentor o un colega de confianza. Esta es una oportunidad para “pensar en voz alta”, una estrategia reflexiva que puede ayudarte a procesar tu situación con mayor claridad.

Confíe en los hechos.
Los manipuladores emocionales a menudo amplifican las emociones para eclipsar el razonamiento lógico y el pensamiento crítico. Es una táctica que juega con nuestras respuestas emocionales naturales, nublando potencialmente nuestra capacidad de ver las situaciones objetivamente. Cuando se siente influenciado de esta manera, es fundamental volver a centrarse en el ámbito de los hechos y la evidencia. Este cambio implica cuestionar activamente y evaluar críticamente la situación basándose en datos duros, evidencia concreta y coherencia fáctica. Confiar en hechos ayudará a garantizar que sus respuestas estén ancladas en la realidad, lo que hará que sea menos probable que lo manipulen mediante narrativas emocionales persuasivas.

Por ejemplo, imagine que un miembro del equipo ofrece una explicación sincera por un retraso en su parte de un proyecto. Si bien al principio parece genuino, comienzas a ver que ciertos detalles parecen exagerados o inconsistentes. Su colega teje una historia compleja sobre desafíos personales y sutilmente da a entender que estos problemas podrían haberse evitado con más apoyo suyo o del equipo. Podrían estar intentando provocar simpatía para desviar la responsabilidad por el revés. 

Pregúntese: ¿Qué pruebas contundentes respaldan su afirmación? ¿Hay inconsistencias o contradicciones en su explicación? ¿Estoy basando mi decisión en hechos verificables o principalmente en mi respuesta emocional a su explicación?

Resista el impulso inmediato de simpatizar o juzgar al miembro del equipo. En su lugar, revise metódicamente el cronograma del proyecto, verifique las comunicaciones anteriores y evalúe su desempeño histórico en situaciones similares. Este enfoque fáctico le permite formarse una visión más equilibrada y objetiva, separando las emociones de la evaluación profesional.

Practica el desapego emocional.
Si bien las emociones son una parte integral de la interacción humana, hay momentos en los que es beneficioso desapegarse emocionalmente para ver las cosas con mayor claridad. El desapego emocional es un esfuerzo consciente para gestionar nuestra respuesta emocional a una situación. Esto no significa volverse frío o indiferente, sino más bien ver las situaciones desde un punto de vista neutral. El objetivo es mantener una distancia emocional, permitiendo un proceso de toma de decisiones que no esté influenciado por apelaciones emocionales. 

Por ejemplo, imagine que está en una negociación en la que un colega utiliza su relación personal para influir en el resultado, tal vez compartiendo una conmovedora historia personal. Podrían compartir un relato detallado de una crisis familiar que enfrentan, enfatizando cómo el resultado de esta negociación podría proporcionarles un alivio muy necesario para inclinar los términos a su favor.

Pregúntese: ¿estoy reaccionando en función del contenido emocional de su historia o me mantengo centrado en los términos y objetivos reales de la negociación? ¿Cómo podría cambiar mi respuesta si dejo de lado estas influencias emocionales y me concentro únicamente en los aspectos objetivos del escenario?

Participa en un momento de atención plena. Respira hondo y aléjate mentalmente de la situación. Reconozca el aspecto emocional de lo que se presenta, pero elija conscientemente centrarse en el propósito principal de la negociación. La negociación no tiene como objetivo brindar alivio a su colega, por lo que ese resultado no debe tomarse en consideración. Este cambio mental puede ayudarle a responder desde un lugar de neutralidad informada en lugar de reactividad emocional.

Establecer límites.
Una de las formas más efectivas de protegerse contra los EM es establecer de manera proactiva límites claros y firmes. Al definir y comunicar qué comportamientos e interacciones son aceptables y razonables para usted ( y cuáles no ), establece un estándar sobre cómo espera ser tratado. Esta claridad no sólo sirve como escudo contra posibles manipulaciones, sino que también fomenta un entorno profesional transparente y respetuoso. Si los demás entienden tus límites, será menos probable que asuman que los cruzarás por ellos.

Por ejemplo, considere una situación en la que su gerente comparte regularmente problemas personales, insinuando sutilmente que debe ampliar su horario de trabajo para adaptarse a sus necesidades.

Pregúntese: ¿Esta solicitud infringe mis límites profesionales? ¿Me están obligando sutilmente a sobrepasar mi función laboral?

Inicie una conversación sincera y respetuosa con su gerente. Reconoce su situación, pero también expresa claramente tus límites profesionales. Por ejemplo, podría decir: “Aunque entiendo y siento empatía por los desafíos que usted enfrenta, necesito equilibrar mis deberes profesionales y mi tiempo personal. Exploremos soluciones alternativas que resulten beneficiosas para ambos, como recursos o apoyo adicionales”.
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Por sutil que sea, los EM pueden erosionar la confianza y la moral que usted ha trabajado duro para construir. Identificar, prevenir y abordar los EM en el lugar de trabajo es un acto de vigilancia, valentía y acción decisiva. Al fortalecer su resiliencia frente a estos desafíos encubiertos, no solo está preservando su propio bienestar, sino también fomentando un lugar de trabajo más seguro y solidario.

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Luis Velásquez, MBA, Ph.D. es un coach ejecutivo que trabaja con líderes sénior y sus equipos para volverse más cohesivos, eficaces y resilientes. Es el fundador y socio director de  Velas Coaching LLC, facilitador de liderazgo en la Escuela de Graduados en Negocios de la Universidad de Stanford, ex profesor universitario y científico investigador. Conéctese con él en LinkedIn.

 

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